La Misa es de todos

La reforma litúrgica emprendida por Pablo VI, con la misma autoridad que sus predecesores, restituye la Eucaristía al conjunto del Pueblo de Dios. Volviendo a la antigua celebración de los primeros siglos, más allá de las añadiduras y las reinterpretaciones de la Edad Media, nos entrega "la Misa de siempre" en la simplicidad de sus orígenes.

A lo largo de los siglos, bajo el influjo de una curiosa concepción de un sagrado secreto de origen pagano y no evangélico, la Misa había sido como encerrada en el presbiterio de las iglesias. Allí, era celebrada para el pueblo pero sin él, en su nombre, pero en su lugar, de espaldas, en voz baja, en un latín convertido en lengua muerta. Parecía entonces confiscada por "el clero". El velo del templo, desgarrado por la muerte de Jesús, se encontraba como vuelto a poner en su lugar.

La Misa llamada "de Pablo VI" es la Misa de todos porque es la acción de gracias de Cristo y de todos los que forman un cuerpo con él. Lo es también porque ya no es la opción de un grupito sino la Misa celebrada por el Papa y todos los otros obispos, sin excepción, en todo el mundo. Por último, porque ella ofrece al Padre, por medio de Cristo y con él, la vida del mundo entero.

The liturgical reform initiated by Pope Paul VI restored the Eucharist to its proper place in the spiritual lives of the People of God. By returning to the early celebration of the first centuries, prior to the development and reinterpretations of the Middle Ages, we are able to see again "the Mass of the ages" in the simplicity of its origins.

Through the course of centuries, thanks to the influence of a curious idea, of pagan rather than Gospel origin, about the Mass being a holy secret, it became locked up in the sanctuary of the church. It was celebrated there for the people but without them, in their name and in their place, facing away from them, in a low voice and in a language they did not understand. It was confiscated as something exclusively for "the clergy." The veil of the temple, torn open at the death of Jesus, was restored to its place.

The Mass of Paul VI is the Mass of all people and the entire Church, because it is an act of thanksgiving offered by Christ and by all those who make up his body. It never belongs to a small group, but is always the Mass celebrated by the Pope and all the bishops throughout the world. Ultimately, it is offered to the Father, through the Son and with him, for the life of the entire world.